La vuelta a las aulas ha supuesto una gran transformación de la
vida diaria de los centros educativos, en consonancia con lo que ha pasado en
el resto de la sociedad.
Se han tomado medidas de prevención de la transmisión del SARS
CoV-2 que, en la gran mayoría de los casos, están funcionando bien: uso de
mascarillas, distancia de seguridad, higiene de manos, ventilación de espacios
cerrados…
Con la llegada de las bajas temperaturas propias del
otoño-invierno, nos estamos enfrentando a otra nueva situación: se podrán
mantener todas las medidas como hasta ahora, excepto la ventilación. En días de
frío será imposible mantener las ventanas abiertas mucho tiempo. Por este motivo
nos vemos en la necesidad de analizar posibles soluciones dentro de nuestras
posibilidades.
1.- Generadores de ozono.
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Imagen: heraldo.es
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Un generador de ozono es un equipo capaz de producir ozono a
partir del oxígeno ambiental. Según la OCU, actualmente el ozono no se encuentra
entre los productos de la lista oficial de viricidas autorizados y registrados
por el Ministerio de Sanidad ni de la Organización Mundial de la
Salud.
La Clínica Mayo afirma que “Inhalar ozono, incluso en pequeñas
cantidades, puede irritar los pulmones. Entre los efectos específicos pueden
incluirse irritación de la garganta, tos, dolor de pecho y dificultad para
respirar, además de un mayor riesgo de padecer infecciones respiratorias.” https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/asthma/expert-answers/asthma/faq-20058187
Por tanto, queda descartado
este tipo de aparatos para su uso en las aulas.
2.- Purificadores de aire con filtros HEPA.
En julio, un grupo de más de 200 científicos y expertos en
aerosoles lanzaron una carta abierta a la comunidad científica haciendo un
llamamiento para abordar la transmisión aérea del virus. Y recientemente en
octubre se ha publicado otra carta en la prestigiosa revista “Science” firmada
por estos expertos. En dicha carta podemos leer:
“Hacemos un
llamamiento a la comunidad médica y a los organismos nacionales e
internacionales pertinentes para que reconozcan el potencial de propagación por
el aire de la enfermedad COVID-19. Existe un
potencial significativo de exposición por inhalación a virus en gotitas
respiratorias microscópicas (microgotas) a distancias cortas y medianas (hasta
varios metros) y estamos abogando por el uso de medidas preventivas para
mitigar esta ruta de transmisión aérea.
Los estudios
realizados por los firmantes y otros científicos han demostrado, más allá de
toda duda razonable, que los virus se liberan durante la exhalación, el habla y
la tos en microgotas lo suficientemente pequeñas como para permanecer en el
aire y representar un riesgo de exposición a distancias superiores a 1 o 2 m de
una persona infectada.”
“[…]
los virus en aerosoles (menores de 100 μm) pueden permanecer suspendidos en el
aire durante muchos segundos u horas, como el humo, y ser inhalados. Están altamente concentrados
cerca de una persona infectada, por lo que pueden infectar más fácilmente a las
personas que están cerca. Pero los aerosoles que contienen virus infecciosos también pueden
viajar más de 2 m y acumularse en el aire interior mal ventilado, lo que
conduce a eventos de supercontagio. Los individuos con
COVID-19, muchos de los cuales no tienen síntomas, liberan miles de aerosoles
cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar. Por lo tanto, es
mucho más probable que uno inhale aerosoles a que sea alcanzado por una gota.
Y, por lo tanto, el equilibrio de la atención debe cambiarse a la protección
contra la transmisión aérea.
Además
de las directrices existentes sobre el uso de mascarillas, el distanciamiento
social y los esfuerzos de higiene, instamos a los funcionarios de salud pública
a que añadan una orientación clara sobre la importancia de trasladar las
actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y
la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo.”
https://www.urgenciasyemergen.com/aerosoles-y-covid-19-la-transmision-aerea-del-sars-cov-2/
Parece claro que resulta imprescindible una buena ventilación de
espacios cerrados, máxime cuando en estos espacios conviven 25 personas.
El problema de este tipo de aparatos es el precio. Si bien podemos encontrar buenos purificadores por algo enos de 200€, un centro educativo no puede asumir ese gasto para dotar a todas las aulas.
3.- Medidores de CO2
La tercera solución se basa en controlar cómo es de efectiva la ventilación de las aulas. Estos aparatos miden en tiempo real la concentración de CO2 en el ambiente.
Sabemos que la tasa de CO2 en el exterior, en una zona con baja contaminación ambiental, es de 420 ppm aproximadamente. En un espacio mal ventilado, la respiración de las personas hace que la concentración de este gas aumente. Por lo que un medidor nos indicará si el espacio está suficientemente ventilado, en función de las tasas de CO2 que registre.
En la "Guía para ventilación de las aulas", publicada por el CSIC y el Mnisterio de Ciencia e Innovación, encontramos las pautas a seguir para su utilización e interpretación de resultados.
En nuestro colegio hemos optado, en principio, por esta opción y vamos a adquirir (estamos esperando que nos llegue en unos días) este detector: https://amzn.to/3kV0F3b
Cuando lo tengamos y hagamos unas pruebas, escribiré un artículo con las primeras impresiones.
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Imagen: diariodesevilla.es
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